Catalinas Sur



(Eloisa Cartonera, 2012)

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Posfacio
(sobre cómo surgió este poemario)


Un día, Cristina Paravano (vecina ilustre del barrio Catalinas Sur) me propuso escribir algo para enviar, en sucesivas entregas, por su Correo Paravano. Este correo es un sistema de emails que ella manda a vecinos, ex vecinos (como es mi caso) y amigos del barrio con noticias de todo tipo y avisos clasificados. Y ahí fueron, en diecisiete entregas, los diecisiete poemas. Gracias a los comentarios de los lectores del correo y de mis amigos de Casa de Letras, me decidí a publicarlos sólo unos meses después de haberlos escrito. En el medio, los revisaron Ariel Bermani y Diana Raschelli de Ferraris, y los leyó y prefació Andrés Neuman.

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El buen paseo
(prefacio)

Estos poemas no hablan de un barrio, sino a través de él. Por encima y por debajo de sus ruidos, rumores, realidades. Hablan de «sueños y otras cosas volátiles». De esas cosas volátiles que se fabrican por ahí, mientras un chico trata de dormirse y su madre no sabe si cerrarle la puerta. Con delicadeza y don de observación, haciendo de la sencillez un misterio, estos poemas reinventan cuanto miran. Además de reflejo quieren ser un temblor, una piedra en un charco de incierta existencia. Desfilan por aquí presentes desviados. Memorias colectivas y reconstruidas como en duermevela. Recuerdos de un tiempo de dudoso recuerdo, «antes de que el barrio fuera barrio», o después de que Anahí Flores los desordenara. «No tiene horarios», dice, «aunque sí costumbre». Ese es el matiz que buscan sus poemas. En esa pequeña gran diferencia entre horario y costumbre, entre rutina y hábito, se juegan sus sentidos. Camas y ventanas paralelas. Puentes inmateriales. Sincronías secretas. Analogías fantásticas. Fenómenos que crecen, como el pasto, en mitad de un paisaje previsible. Toda una reunión involuntaria de vecinos que se desconocen. Los presenta Anahí, sin que ellos se den cuenta. «Qué linda está la noche», murmuran dos que salen a pasear en un poema. Qué lindos los poemas de Anahí Flores, vecina poeta y poeta vecina. «Hay calles que ni siquiera figuran en los mapas»: así de rigurosa es la cartografía del poema. Que tengan buen paseo.

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Costumbres, que es uno de los poemas del libro, fue musicalizado por Diego Neuman, para su proyecto Banda sonora de libro.


Y Camas paralelas, otro de los poemas del libro, apareció en un cancionero de Ediciones Presente.


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También se hizo una filmación sobre el libro y el barrio, para un programa de TV digital sobre libros y ciudades, pero creo que nunca salió al aire (enero 2013).


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Prensa


Vero Mariani comentó Catalinas Sur en Alma Singer (puede leerse la nota acá).

Vanessa Alanis Oliver dijo "Cambiar de página es ser bombardeada dulcemente por ojos soñadores, trasnochados efervescentes, almas nostálgicas que quieren vivir cerca del mar pensando que eso los mantendrá cerca de sus recuerdos." y escribió algunas cosas más en Efimerías (para leer todo lo que dijo, pasen por acá).

Loli Ros dijo en El almacén de libros "... a medida que voy caminando por los poemas, transitando sus versos, lo que creo conocer se va esfumando, y las palabras entrelazadas me llevan a otro lugar, Catalinas Sur comienza a asomarse y empieza a tornarse familiar." (Para ver la nota completa, pasen por acá).

En el Sur Capitalino, Manuel Eiras publicó el artículo Anahí de Catalinas (junio 2013).


Y en La Urdimbre (enero 2012) apareció esta nota.


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Y un poema de regalito, para los que hayan leído hasta acá. 
Elijo el que abre el libro: 

Reflejo

Dicen que antes que el barrio fuera barrio
era un pastizal
adonde algunos hombres iban
a cazar patos.
Una señora está leyendo
en el banco de la plaza.
De repente, tiene una puntada
en el brazo que sostiene el libro:
décadas atrás
a un pato le dieron un tiro
en el ala izquierda
cuando pasaba por donde hoy está
ese banco de plaza
y al pastizal, ahora tierra firme con césped bien cortado,
se le da por recordarlo de vez en cuando.